jueves, 28 de febrero de 2008

Las cumbres condenan la luz evidente

Escritura corre detrás de Kuyén queriendo
abofetear todos sus orígenes.
Le grito para. Le grito: aquí estoy
como libro tiritando ante la sombra de mi Monstruo Andes
que inamovible ventila la decadencia
la inminencia capital de sus vanguardias.

Kuyén sangra abofeteada.
Escritura publica su canto capital.

Y escurro lenguas padre. Lenguas fronterizas.
Vomito pares cancerígenos por los ojos.

Entonces viene el Desarrollo a abofetearme,
viene como nazi andino a trafagar la envergadura
de mi voz.

Es que me siento inmolado de acepciones.
Es que tengo los ojos goteando dialectos esqueléticos

Primero:

Tengo el derecho a decir en voz alta que no soy un vendido.
Segundo: tengo el derecho a decir en voz alta que tú eres un vendido.
Tercero: tengo el derecho a decir en voz alta que en alguna oportunidad
te venderás apoiesis.

Es que Kuyen golpea a mi puerta
y me dice que Alicia: se está degollando la vagina que la cubrió de creatividades.

Autor desaparece lentamente
cuando Ego dice: dame mi condena.